
He de reconocer mi debilidad por las mujeres de más de 40 años. Cuando las veo pasear por la playa desnudas, con naturalidad pero exhibiéndose, mostrando sus cuerpos ya no tan perfectos, más redondos, pero erguidas y satisfechas de lucir sus carnes ante todos, me sofoco como pocas veces. Y no cuento cuando las veo follar con la pasión y alegría de una venteañera. Puro placer, puro morbo.
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